domingo, 1 de diciembre de 2013

Charlemos Sobre...Custodiar los Sueños

Homilía del Primer Domingo de Adviento, 1 de Diciembre


Lecturas del Día:

Isaías 2, 1 - 5
Salmo 122, 1 - 9
Romanos 13, 11 - 14

Evangelio del Día:

Mateo  24: 37 - 44

37 «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca,
39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado;
41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
42 «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.


Custodiar los Sueños (Presione aquí)
Homilía del Pbro. Jaime Rivera Bohórquez

Preguntas:

- ¿Cuáles son los tres personajes más relevantes del adviento?
- ¿Cómo se define la esperanza desde el Evangelio?
- ¿A qué se refiere el consumo de emociones?
- ¿Qué significa custodiar los sueños?

Tarea de la Semana:

Iniciar la lectura y meditación diaria del Evangelio de San Mateo

Poner en nuestro hogar la corona de adviento como signo de nuestra preparación y espera de Jesús en nuestros hogares. Al encender la primer vela, realicemos la siguiente oración:

ORACIÓN PARA ENCENDER LAS VELAS DE LA CORONA

Primer Domingo

Encendemos, Señor esta luz, 
como aquel que enciende si lámpara para salir en la noche,
al encuentro del amigo que ya viene. 
En esta primera semana del adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, 
para recibirte con alegría. 
Muchas sombras nos envuelven. 
Muchos halagos nos adormecen. 
Queremos estar despiertos y vigilantes, 
porque tú nos traes la luz más clara, 
la paz más profunda y la alegría más verdadera. 
¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!


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