martes, 10 de mayo de 2016

Charlemos Sobre... Compartir el Cielo

Homilía de la Fiesta de al Ascención, 8 de mayo.


Lecturas del Día:

Primera Lectura: Hechos 1:1-11
Salmo Responsorial: Salmo 47:2-3, 6-9
Segunda Lectura: Efesios 1:17-23

Evangelio del Día:

Lucas 24:46-53

46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
49 «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.»
50 Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo.
51 Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
52 Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo,
53 y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

Tomado de: http://www.ewtn.com/espanol/lecturas-del-d%EDa.asp?date=2016-05-08

Compartir el Cielo Parte I

Compartir el Cielo Parte II

Reflexión del Pbro. Luis Alexander Peñuela

Preguntas:

- ¿Cuándo has sentido que te compartieron el cielo?
- ¿Cuándo has sido tú quien comparte el cielo con otros?

Tarea de la Semana:

Reflexionar si soy imagen del cielo para quienes me rodean, y si no lo soy trabajar en lo que me está impidiendo ser cielo para los demás.

Oración:

Señor, tú me llamaste a seguirte, y así, con un gran amor, lo he hecho. Muchas veces en este camino, he sido egoísta, pensando sólo en mis necesidades y mi propio yo cerrándome a mis hermanos. Muchas veces he descuidado el gran regalo de la amistad, del servicio y la disponibilidad por centrarme en mis propios deseos. Permíteme Señor ser nuevamente y siempre cielo para mis hermanos, dar consuelo en la tristeza, dar apoyo en la dificultad, dar un consejo o simplemente ofrecer mi mano a quien la necesita. Que pueda ser generoso así como tú lo eres siempre conmigo. Amén.

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. 
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. 
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. 
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. 
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. 
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza. 
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. 
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. 

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, 
ser comprendido, cuanto comprender, 
ser amado, cuanto amar. 

Porque es dándose como se recibe, 
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, 
es perdonando, como se es perdonado, 
es muriendo como se resucita a la vida eterna.

(Autoría atribuída a San Francisco de Asís)

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