martes, 13 de mayo de 2014

Vi...vencias ACTOS DE AMOR : Lazar

Los hechos que relato a continuación, y debo aclarar son  reales, sucedieron en una Clínica en el sur oriente de la ciudad de Bogotá.
Recién graduada como medica especialista, manejaba en esta clínica pacientes con problemas neurológicos, trombosis cerebrales, trastornos de la médula espinal  y algunas veces tumores.
Recuerdo muy bien cuando llego Lazar al piso sexto; era un hombre de  43 años, casado y con dos hijos, su rostro afable, siempre saludaba no importaba cual fuere su condición de salud.
Y cuando leí su historia, vino a mi memoria un concepto medico que tenia bien claro desde estudiante: lo peor que le puede pasar a un ser humano es,  un tumor en el tallo cerebral. Y es que en sitio se controlan la respiración,  ritmo  del corazón entre otras   funciones. Y además es un sitio en donde es difícil entrar y extirpar el tumor.

Aun así recuerdo muy bien que no se escatimaron esfuerzos en Lazar y  lo digo en plural por que éramos un equipo de trabajo grande, de diferentes especialidades. Sus imágenes es decir la resonancia magnética en donde se evidenciaba el tumor, estuvo de mano en mano de los mejores y la respuesta siempre la misma:”no hay nada que hacer”.

 Al poco tiempo, Lazar empezó a presentar dificultad respiratoria, alteraciones en el ritmo cardiaco y el equipo decidió enviarlo para la casa. Y lo confieso yo no quería despedirme de él cuando se hizo todo el trámite de su salida de la clínica. Era una frustración infinita, tanta ciencia tanto conocimiento, tanto años de estudio para decirle a un paciente y su familia que tenían que llevárselo a la casa a morir.
Lazar durante su hospitalización nunca perdió el conocimiento, y como ya lo dije antes a pesar de que su condición de salud empeoraba cada día mas, siempre me saludaba con su rostro afable. Lo que solo aumentaba mi frustración.
Y no pude escaparme de esa situación, despedirme de  Lazar. Pidió a otros médicos que me buscaran para despedirse. Me presente a la habitación con un nudo en la garganta y conteniendo mi llanto y respiración, para mi sorpresa Lazar tenía en sus manos un pequeño osito rosado, me despedí rápidamente, tome el oso y antes que pudiera huir, la familia  me alcanzo a decir en el pasillo, “sepa doctora que nosotros no lo llevamos, pero vamos a entregárselo al Señor y El lo va sanar, nos vamos a entregar todos en oración”. Yo solo quería salir corriendo, pero alcance a decirles que estaban en todo su derecho.
Y me fui pensando que la gente si era ingenua, que seguro alguien les había presentado alguna cura milagrosa por dinero, bueno muchas cosas pensaban y al mismo tiempo lloraba. Y es que en ese momento de vida  mi Dios era un concepto, como otros que había aprendido en el colegio y  no entendía lo que El Señor me mostraba.
Durante aproximadamente dos años Lazar venia constantemente a mi pensamiento especialmente cuando veía el osito rosado.
Y un buen día un colega me pide el favor que le llame un paciente para hacerle un examen.  Y al leer el nombre pensé que coincidencia, mire su edad, doble coincidencia y lo llamo, Lazar   y se levanta Lazar de su silla, si el mismo Lazar que dos años atrás había enviado a la casa para que muriera. Y me dice: doctora, me recuerda,  voy a empezar a trabajar, solo tengo en problema en el oído.
Yo perpleja solo atine a preguntar¿ y el tumor?. Se me acerco la esposa y me dijo: recuerda que nosotros le dijimos que no lo llevábamos pero para que el Señor lo sanara, pues mire. El tumor desapareció de la resonancia”
Yo solo seguí caminando, me despedí a la carrera y simplemente ¡no entendía!, pues en mi mente científica, ningún   estudio, investigación explicaban los hechos.
Al poco tiempo de estos  hechos, con otro evento similar el Señor me llevo a sus pies y ahí si pude entender y entiendo hoy que El es único dueño de la vida, el único que puede sanar, el único en el que podemos confiar y entregar nuestras vidas. Y que ese fue un acto de amor de MI SEÑOR con Lazar, con su familia y conmigo, un acto de amor  en el que  me enseño que mi trabajo no es trabajo, es misión, es servicio  y que me siento muy conmovida  que me haya confiado esta misión de cuidar sus hijos, y que es una labor que solo puedo hacer con su ayuda y mi entrega.

Juan 10, 10: …”yo he venido para que tengan vida y en abundancia”
ISHA

Martha Lucía Dulcey.

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