martes, 26 de noviembre de 2013

Vi....vencias LA PACIENCIA DE DIOS.

Este es un espacio en el que deseamos compartir textos de nuestros amigos y hermanos.Hoy les compartimos un pequeño texto de reflexión acerca de la PACIENCIA.Tal vez alguno de nosotros pueda identificarse. Esperamos que les guste¡

LA PACIENCIA DE DIOS....

Debido a que soy docente, hay momentos en el año que son más fuertes que otros. Aunque no es fácil compaginar con 30 o 40 estudiantes cuando estoy en un salón de clases, hay un momento especial en el año en el que podemos estar un poco más cerca de algunos de ellos, y es en las recuperaciones.
Estábamos en el último día de las recuperaciones del año escolar, un miércoles. Aunque a lo largo del año se habían dado muchas oportunidades para recuperar, fueron muy pocos los que se acercaron a tiempo para hacerlo. Así es como ese miércoles, mi salón de clases estaba lleno de estudiantes que demostraban en su rostro y en sus palabras de ofuscación la necesidad de recuperar lo más rápido posible para no reprobar el año, o la materia.
Uno de ellos, había llegado el día anterior, pero no había logrado superar sus dificultades. Ese miércoles se había presentado de primero, y aunque había avanzado, aún le faltaba mucho ya que había reprobado las dos asignaturas que yo le acompañaba durante todo el año escolar… y de repente, suena el timbre de salida. Pocos son los que se van. Esperan a ser llamados,  para recibir la noticia definitiva. Caras de llanto, de asombro, de miedo… y también rostros conscientes de que aquello que no habían alcanzado a lo largo del año, no podrían alcanzarlo en sólo un día.
Pero este muchacho seguía allí. Esperó a que todos se retiraran, y con cara de angustia, suplicaba que se le diera la oportunidad de continuar, porque si no iba a perder el año. Cuando de dije que no era posible, que el tiempo se había agotado, siguió insistiendo, y me siguió mientras salí del salón para recoger mis cosas. Suplicaba, insistía, persuadía y hacía todo lo posible por obtener mi atención.
Finalmente después de tanta insistencia, le dije: puedes venir mañana, pero debes ser consciente de que la decisión final de si pasas o pierdes el año no depende de mí, no sé si pueda recibirte tus trabajos mañana.
Al día siguiente, el chico llegó temprano en la mañana. Lastimosamente, no había nada más que hacer: había reprobado el año escolar por cinco asignaturas. Cuando salí de rectoría y le di la noticia, el chico lloró amargamente, y no se calmaba. Fue tan duro este momento, que mi corazón se conmovió, diciendo para sus adentros: “si pudiera hacer algo en este momento, lo haría. Si pudiera volver atrás, no importaría la hora, pero le recibiría sus trabajos y su recuperación”.
Salí de aquel salón muy conmovida. Pero después mientras hacía mi oración, pude entender lo que Dios quería enseñarme a través de ese momento: ¿cuántas veces en mi vida espiritual no he dejado todo para el final? La oración para el final del día, cuando estoy demasiado cansada. O tal vez, hasta me olvido de orar y simplemente le digo “gracias por todo” de una forma despreocupada. Tal vez en muchos momentos, he sido como aquel chico que dejó todo para el final.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre los dos casos. A él se le agotó el tiempo, y no pudo hacer nada para remediar su descuido. A mí, Dios me permitió reflexionar en esto, para que me diera cuenta de cuánto nos ama. A pesar de que por mucho tiempo me aleje o me olvide de Él, Él sigue esperándome porque quiere recuperarme. Cada vez que un sacerdote se sienta a confesar, allí está Jesús como un profesor cuando se sienta a recibir un trabajo después de tiempo, con una infinita paciencia y amor. ¿Y si decido no ir? ¿perderé el año como aquel chico? Aunque no me interese por Dios, Él si se interesa por mí, y me dejó a Jesús, para que en cada momento y a través de cada ser humano, me recuerde su paciencia, ternura y amor por mí al perdonar mis deudas pendientes y las de todos mis hermanos.  
Andrea Póveda A.




Rembrandt- Holanda (Regreso del Hijo                                                                 Prodigo).                          


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