sábado, 23 de enero de 2016

Vi...vencias EL CLUB DE FANS DE…UN CURITA.





EL CLUB DE FANS DE…UN CURITA

Bueno aunque no soy muy bueno para escribir, vamos a hablar de un personaje que al comienzo de su “carrera” pasa muy desapercibido, pero cuando se vuelve “famoso” todo el mundo lo aclama, lo interesante de este personaje es que no se da mucha publicidad, no sale en las revistas, ni en los periódicos, no le gusta “mojar prensa”, ni sale en la televisión, pero a pesar de todo hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes y jovencitas, lo reconocen y lo quieren, se alegran cuando esta, preguntan por él con afán y lloran sin cesar con su partida, ese personaje es …EL SACERDOTE.
¿Cómo puede ser esto?, pero si ya vimos que no le gusta llamar la atención, no sale en los medios de comunicación social, ni siquiera es famoso por que lo entrevisten, entonces ¿Dónde surgen esas “fanaticadas” que ni una estrella de la televisión o de la música lograrían conseguir?
Si, el sacerdote, este hombre callado y recogido, que no congrega masas en la plaza pública (como los políticos de antaño) reúne grandes cantidades de personas en torno a la Palabra de Dios los Domingos, festivos y feriados. Aunque no promueve grandes eventos, pero a través de la venta de empanadas domingueras, rifas, y diferentes actividades parroquiales logra mover no los bolsillos, sino los corazones de las personas para que se comprometan con causas nobles.

Aunque no es político, trazas sus “programas de gobierno” desde el Evangelio y los planes de pastoral, aunque busca pasar en silencio con su traje clerical o habito, incluso sin ellos vestido de particular, las personas lo reconocen en la calle y le gritan por donde va pasando “adiós padrecito”; aunque no firma autógrafos, tiene largas filas en su despacho, en el confesionario o al terminar las celebraciones eucarísticas, ya sea para recibir la bendición, una oración por un ser querido o un consejo u orientación.

Por su carisma y emprendimiento las personas lo admiran, ante sus palabras se escucha y se obedece, por su manera de ser todos lo aprecian y lo consideran como hijo, hermano y amigo, y aunque no tiene hijos todos le dicen Padre.
Cuando lo cambian de parroquia el dolor y las lágrimas acompañan a esos fieles de la parroquia de donde sale y surgen las sonrisas de la comunidad parroquial que lo recibe y si es muy querido por la comunidad, no faltaran las cartas de reclamo al señor obispo o incluso la “detención domiciliaria” por parte de sus ovejas que no quieren perder a su pastor.

Y aunque el sacerdote no lo quiera, así no busque su honor y gloria, sino solamente la del Señor Jesús, terminara untado de ella, como lo afirmaría el Chavo del Ocho: “fue sin querer queriendo”. Siempre las personas lo buscaran y lo seguirán, porque siempre podrán descubrir en su ser y que hacer al mismo Señor Jesús, que vino a llamar no solo a los justos sino ante todo a los pecadores y que con su vida y ejemplo les recuerda que Cristo sigue vivo en medio de su pueblo, cumpliendo la invitación del Papa Francisco: “El pastor debe oler a oveja”.

Pbro. Fredy Muñoz

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