Más allá del Individualismo
Gran parte
de nuestro aislamiento lo forjamos nosotros mismos. No nos gusta depender de
los otros y, siempre que nos es posible, tratamos de demostrar que controlamos
la situación y que somos capaces de tomar decisiones por nuestra cuenta. Esta auto-confianza tiene muchos atractivos. Nos da una sensación de poder, nos
permite movernos con rapidez, nos ofrece la
satisfacción de ser dueños de nosotros mismos y promete muchos premios y
recompensas. Sin embargo, lo opuesto a esta auto-confianza es la soledad, el
aislamiento y el miedo constante a no tener éxito en la vida.
Yo he experimentado tanto las recompensas como los castigos
del individualismo. Como profesor universitario, fui eficiente y popular,
ascendiendo los numerosos escalones de la promoción académica; pero, después de
todo esto, me sentía bastante solo. A pesar de todos los elogios que recibía
cuando hablaba de la Comunidad, no
sentía pertenecer realmente a ninguna. Mientras mostraba de una manera
convincente la importancia de la Oración
a mi me faltaba la tranquilidad
necesaria de orar. Al tiempo que proponía la mutua vulnerabilidad como un modo
de crecer en el Espíritu, me encontraba a mi mismo muy reservado y hasta a la
defensiva cuando era mi propia reputación la que estaba en juego. En el fondo
de la vida académica esta la competencia incluso para los que predican la
compasión, ¡siempre que no se quiere perder el empleo!
Hacer de la compasión
el fondo ultimo de la vida, estar abierto y ser vulnerable a los otros, hacer
de la vida comunitaria el centro y dejar que la oración sea aliento de la
vida…,son cosas que
requieren una decidida voluntad de abatir los innumerables muros que hemos
levantado entre unos y otros para mantener nuestro aislamiento. Se trata de una
lucha espiritual para toda la vida, y una lucha ardua, porque mientras con una
mano estamos derribando un muro, con la otra estamos construyendo otro. Después
de haber dejado la universidad y haber optado por una vida en comunidad, me di
cuenta de que incluso dentro de la comunidad, hay muchas maneras de poner en
acción las defensas del individualismo. Lo cierto es que la verdadera conversión
exige mucho más que un cambio de lugar. Exige un cambio del corazón.
Henri Nouwen Escritos Esenciales.
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