domingo, 8 de junio de 2014

Charlemos Sobre... La Fuerza del Espíritu Santo


Homilía de la Fiesta de Pentecostés, 8 de junio.

Lecturas del Día:

Primera Lectura: Hch. 2, 1 - 11
Salmo Responsorial: Salmo 103
Segunda Lectura: I Cor. 12, 3 - 7; 12 - 13

Evangelio según San Juan 20,19-23. 

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". 

Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. 

Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes". 

Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo. 

Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan". 

Homilía del Pbro. Jaime Rivera Bohórquez

La Fuerza del Espíritu Santo (Presione Aquí)

Preguntas:

¿Cuál es la obra de Jesús en nosotros?
¿Porqué el Espíritu Santo recibe el nombre de Consolador?
¿Porqué decimos que el Espíritu Santo es unidad en la diversidad?

Tarea de la Semana:

Elevar una oración cada día de esta semana al Espíritu Santo, pidiéndole su compañía y la luz de Dios. Agradecer cada día por la obra que el Espíritu hace en nuestro interior.

Oración:

Secuencia al Espíritu Santo


Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndidos.
Fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas,
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
Si tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma al Espíritu indómito,
guía el que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.



Amén.

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